viernes, 8 de junio de 2012

APRENDER A CONDUCIR es… mucho más que aprender a manejar

El 10 de junio de todos los años se conmemora el Día de la Seguridad Vial. Y generalmente se pone el énfasis en el estado no muy adecuado de nuestras carreteras, muchas veces –es cierto- descuidadas, faltas de mantenimiento, cuando no bastante deterioradas, como así también su señalización. Algo que también se repite en las vías de circulación de muchas de nuestras ciudades.

Pero no debe perderse de vista que el factor humano es el causante de la mayoría de los siniestros, con responsabilidad en un casi 90% de los mismos. Por ello cabe la necesidad de revisar cual es la actitud del ciudadano promedio frente a esta temática que tantos daños, y dolor, causa en nuestra sociedad.

En Argentina, a la hora de iniciarse en el manejo de vehículos, la cultura extendida y arraigada en la población es "aprender a manejar". Para ello, buscamos algún amigo/a o pariente que –solícito- se ofrezca a introducirnos en el fácil oficio de manejar. Generalmente, lo encontramos cuando alguien, muy gaucho él, nos dice "pero cómo no, yo te enseño a manejar. Buscaremos un camino de tierra, o calles de barrio alejado, y en pocos días ya estarás listo/a". Y lo habitual es que, luego el interesado va, rinde, y obtiene victorioso su primera Licencia de Conducir en cualquier municipio del país (al respecto, ver el artículo "Licencia de Conducir- Fácil para todos" publicado en la revista Crash-Test de CESVI marzo 2007, que no ha perdido vigencia).

Pero la realidad también nos dice que en pocas semanas más adelante, estará manejando (a pesar de la escasa capacitación, e inconsciente de los peligros que acechan) por zonas muy congestionadas, viajando por rutas interurbanas cargadas de tránsito (autos, y muy especialmente camiones, etc.) y autovías/autopistas.

Y también las estadísticas siniestrales, y las noticias en diarios, radios y TV, demuestran que nuestro país tiene un promedio que ronda las 20 víctimas fatales (más de 7.300 al año), y unos 90.000 heridos/año de distinta consideración (muchos de ellos con secuelas discapacitantes de por vida). Esta realidad, sin lugar a dudas, es consecuencia de la anterior.

Cómo revertir esta situación?

Más allá de –entre otras medidas- mejorar el diseño de nuestras rutas, construir más autopistas, revisar y mejorar la señalización, revisar las leyes y mejorar algunas, aumentar los controles automatizados y la punición (dijo Damasio de Jesús, jurista brasileño, Lo que reduce las infracciones de tránsito es la certeza de la punición), es necesario inculcar en la ciudadanía la idea de que tiene que mejorar su capacitación para conducir, abandonando la idea de que "manejar es fácil" ante la certeza de que es una actividad que crece en complejidad en el tiempo, a medida que los autos son más veloces y confortables, y cada vez existe una mayor saturación –irreversible- de nuestras calles, rutas y autopistas, lo que aumenta, sin dudas, la probabilidad de una colisión. Tanto es así este problema, que prácticamente no hay familia en el país que no tenga uno o varios parientes, amigos o vecinos, que haya participado de un grave siniestro vial. Esto también lo demuestran los altos costos de los seguros, y las estadísticas siniestrales del sector asegurador.

Qué es Aprender a Conducir?

En los países avanzados el término Conducir, no sólo abarca la destreza de manejar –menor o mayor habilidad para mover un vehículo- sino también el aprender en profundidad las normas de tránsito, más el concepto de hacerlo a la defensiva, aprendiendo así a prevenir siniestros viales.

Vale la oportunidad ampliar el concepto de Conducir a la Defensiva que significa, en pocas palabras:

  • Planear el trayecto a seguir con suficiente tiempo, sin apuros.
  • Estar prevenido de que pueden suceder situaciones inesperadas.
  • Evitar de tomar riesgos en la circulación.
  • Pensar primero, luego actuar.
  • Estar siempre atento a lo que sucede adelante, tanto más lejos cuanto más rápido circulamos.
  • Tomar suficientes márgenes de seguridad.
  • Aminorar la velocidad o frenar con anticipación.
  • Conducir suave, sin maniobras sorpresivas.
  • Mantener en observación todo alrededor del vehículo, tanto atrás como hacia los laterales, especialmente las zonas de no visión de los espejos.
  • Y muchos aspectos conductivos más.

Si logramos internalizar todas estas conductas, lograremos una conducción de alto nivel de seguridad. Pero esto, claro está, no es café instantáneo, es decir, no se consigue con unas pocas salidas por calles apartadas. Requiere de una detallada capacitación teórica complementada por un considerable entrenamiento práctico, acompañado por un Instructor especializado, recorriendo finalmente las vías de mayor circulación, a fin de que el principiante acceda a condiciones reales del tránsito actual. Esto se logra, a similitud de los países avanzados, eligiendo una buena Escuela de Conductores, la que aportará un auto doble-comando, conducido por un Instructor capacitado –quién tiene la verdadera responsabilidad de la conducción del vehículo, durante la fase de aprendizaje del alumno, y hasta que éste se basta a sí mismo-, y contando el vehículo con seguro de responsabilidad civil para alumno sin Licencia de Conducir.

Es hora de tomar conciencia, y darle a la función "Aprender a Conducir" el valor que realmente tiene, tomándolo como una inversión en capacitación, y no como un gasto. Pretender ahorrar en esta situación, generalmente nos lleva luego, a gastar mucho más en chapería, pintura y hospital, además de los traumas remanentes.

Esto queda sintetizado en una frase célebre anónima: "En la vida, cuanto más se vive, más se aprende. En el tránsito, cuanto más se aprende, más se vive".

Ing Pedro EVDEMON

Analista en Seguridad Vial (U.T.N.)

Premio VOLVO Seguridad en el Tránsito 2008

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